Entre fuego y silencio
- cecilia lahitte
- 10 sept
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 24 sept
Este último mes, al acercarme a mi práctica de Ashtanga, experimenté oleadas de agobio e inseguridad.
A veces me siento vulnerable y me cuestiono por qué elegí no solo practicar, sino también compartir y guiar a otros en este camino.
Quizás vos también hayas sentido algo parecido en tu propio recorrido—ya sea en el yoga o en la vida. Ese momento en que mostrarse se siente como exponerse, en que avanzar parece incierto, y aun así algo dentro tuyo pide seguir adelante.
La práctica, para mí, se convierte en espejo y sostén. Refleja dudas e inseguridades, pero también me recuerda que el crecimiento requiere atravesar la incomodidad. Por eso comparto aquí con un ritmo más lento—honrando tanto el fuego de la inspiración como esos tiempos más callados en los que necesito volver hacia adentro.
Tal vez no siempre sepa qué será valioso compartir, pero lo que sí sé es el esfuerzo, el compromiso y la responsabilidad que pongo en este camino cada día. Mi deseo es que cualquiera que transite su propio recorrido pueda también encontrar fortaleza en el simple acto de volver—una y otra vez.
Si estas palabras llegaron a algún lugar, sentite libre de musitar de vuelta,
Cecilia




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